A CARNE VIVA
- Por Yanira Monroy
- 30 may 2017
- 1 Min. de lectura
El corazón es la parte mas vulnerable, frágil y engañosa, que tiene el ser humano, vaciarlo y purificarlo no solo lleva su tiempo sino que en el proceso produce mucho dolor, ya que esta limpieza tiene que arrancar de raíz muchas emociones, recuerdos, traumas, miedos, fracasos que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida dejando nuestro interior en carne viva.
Al quedarse en esa condición no hay medicina que logre calmar el dolor interior que uno siente, sin embargo necesitamos seguir si queremos que nuestra vida tenga nuevos comienzos a diario. Tenemos que aprender a cerrar ciclos, a soltar, a perdonar, a perdonarnos, ¡¡¡difícil yo diría a veces casi imposible!!!, pero muy necesario para que nuestro interior sea sanado, sea restaurado y recupere la sensibilidad, la ternura, el gozo, que tal vez algún día tuvimos.
Formas para poder sacar y arrancar de nuestro corazón las cosas hay varias, llorando, escribiendo, gritando, hablando, confesando... Confesar es mostrarle a Dios el estado de tu corazón, un tiempo a solas donde nos atrevamos a sacar y entregarle a Dios lo que a nadie le decimos, momento en el que se pierde el tiempo, donde podemos ser nosotros sin mascaras.
Si a diario procuramos tener esta práctica gran parte de nuestro pasado quedará solucionado y podremos vivir el presente sin ataduras, sin condenación y sin autocríticas.

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