LOS ABUELOS, UN AMOR DIFERENTE
- Por Yanira Monroy
- 27 feb 2017
- 2 Min. de lectura

!Llegaron los abuelos¡ la emoción que le puede dar a algunos niños cuando ven a sus abuelos es indescriptible. Esa conexión, esa complicidad que algunos abuelos tienen con sus nietos, es lo que hubiéramos querido experimentar en nuestra infancia. Tantos problemas que se hubieran resueltos simplemente con una palabra cariñosa, tantos traumas que se hubieran evitado si al menos hubieran sido mas pacientes, tantas inquietudes que se hubieran contestado si al menos se hubieran sentado a escucharnos.
Al ver esos cuadros de amor que se reproducen una y otra vez delante de mis ojos mas allá de producir sentimientos negativos, me han llevado a darme cuenta que mientras los padres estamos en el campo de batalla (paternidad) por la carga y responsabilidad tan pesada que conlleva la crianza, muchas veces nos dedicamos solo a formar y dejamos a un lado la parte emocional y espiritual o tal vez nos adentramos en la parte emocional y formativa y dejamos a un lado el aspecto espiritual.
Para que un hijo crezca sano, seguro y balanceado, se necesita que durante la infancia y la adolescencia se tenga cuidado de cada aspectos (formativo, emocional y espiritual). Los abuelos salieron del campo y ahora están sentados en la banca, por eso ellos se pueden dar cuenta de los errores, de las carencias, de las necesidades no cubiertas. Es una etapa en la que pueden disfrutar de sus nietos, pero se lamentan profundamente por lo que hicieron o no hicieron con sus hijos. Aunque hay tiempo, el corazón de sus hijos adultos se ha endurecido de tal manera que muchos han cerrado el canal de comunicación entre ellos. Al cerrarse tal ventana es casi imposible que puede haber una restauración y una sanación. Es más fácil que los padres perdonen a los hijos, que los hijos perdonen a los padres.
Que el ejemplo de amor, paciencia, conexión, simplicidad, complicidad que nos dan los abuelos cada vez que vemos como cuidan, procuran, aman y tratan a nuestros nietos, nos concientice y sensibilice para que no descuidemos ningún aspectos en la crianza de nuestros hijos. Para que cuando lleguemos a esa etapa, nuestro corazón esté tranquilo y nuestra conciencia en paz delante de nuestros hijos y delante de Dios.
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